Cuando empalma en mi corazón
Puedes incendiarlo en los cielos del olvido
Chispeante De esos ojos de ángel
Saliendo por las alcantarillas
Del diminuto paraíso
Son tuyos los escombros
Afilados y tristes y negros y rotos
Pequeñas montañas
Que de mis líneas emanan
Y buscan acantilados en esta mente transgredida
Por un mundo común
Como un perro vagabundo
Incapaz de tomar racionalmente
Los infiernos de donde brotan los espíritus
Que lo llevan al ultimo viaje, nocturno, hambriento
Deposito en tus manos las noches sin sueño
Un panteón de ilusiones
Donde yace la claridad
La conciencia es un anillo brillante
Que adorna por la superficie
El dedo de una doncella olvidada
Es para ti todo el orgullo hirviente
Que ha fundido la necesidad de tus labios escamosos
Y tu compañía traicionera
Botellas vacías, quebrantando y rasgando
Las neuronas sobrias, consumidas
Como depresiones caminando en el bosque
Buscando almas en celo para devorar
Con sus tentáculos letales
También te ofrezco cariñosamente
Las pesadillas continuas que avivan
Las llamas de los miedos
Como las fotografías que dedicas a los vivos
Se nutren de ti, te succionan la carne
La desesperación de la altura
El terror de ahogarme en el aire; respirándote
Cayendo hacia la tierra que duele, que tiembla; que suena
Te dedico mis entrañas corrosivas
Salen por la garganta infectadas de coraje
Bilis radiante como el borde de tu figura
Flotando en las corrientes del silencio
Pronunciando así, lo que no soy para ti
Todo este desperdicio de neuronas vibrantes
Se arrumbaran en el mapa inseguro de tus decisiones