jueves, noviembre 30, 2006

CEGUERA

A veces una cortina de humo
Un ataúd de madera fina
Una mirada resplandeciente
Escapándose

Un remordimiento de conciencia
Ultrajando los recuerdos más vivos
De ayer de anteayer de hace un año de hace diez
De nunca.

La desesperación de ver la muerte
Tras de todos
Ver como el asfalto se come las almas
Como gangrena los sueños
Que desfilan uno a uno resbalándose hacia
La barranca y no estar presente en la despedida

El invierno
Vierte sus aires
Y aviva tus ojos
Con esa necesidad oculta

Tu risa nerviosa
Se desplaza por mis nervios
Los alimenta de sueños que deshecho

Princesa de la lluvia
Reina azul de fuego
Poseedora de mi tiempo
Despierto y sigues siendo tú

Siempre has sido tú
Siempre serás tú
Jamás te perderás
Tú, solo tú.

miércoles, noviembre 15, 2006

DOLOR, OLVIDO Y TIERRA

Hay dolores que ni siquiera
Impiden caminar
Ojos que no se recuerdan
Y no se perciben ya sus lágrimas muertas
La voz de los enterrados
Se va desapareciendo con la lluvia de tierra
Los sentimientos se mueren
Y se van en cada suspiro de las almas
Aun vivientes y sufrientes

La vida se acaba en un parpadeo del infierno
Que tiende su lecho al primero que pase
O se sienta inmortal, el cielo se tiñe de rojo
Y no existe más en ese momento
La gente visita lugares tristes
Hierba que crece nutrida de una árida
Y áspera arena removida Cotidianamente

Tantas tripas reventadas
Por el llanto a veces superfluo
Otras tantas de fuego, pero no hay nada ahí;
Solo una extensa cantidad de materia muerta

Huesos carcomidos por gusanos venenosos
Que chupan los cuerpos quietos.
La carne se desvanece en rezos ligeros y de angustia
Tranquilidad corrosiva que toca la piel y que arde,
Aire que no deja respirar y asfixia con sus moléculas hirientes

Fotografías vacías y desoladoras
Como una búsqueda de almas en territorios inexistentes
Iluminados por flores naranjas
Como el día perdiéndose en los murmullos de la noche

¿QUE HACER?

Que maldita es la casualidad
¿Dónde le reclamo?
Que necesidad de sentir impotencia
Cazar multitudes y disparar a mi mente
Carajo ¿por qué no desapareces y mueres?
¿A quién regalo el temblor de mi alma?
¿Que construyo con estos infinitos bloques de amor?
¿A quién dedico estos suspiros desesperados?
Si las venas revientan ¿quién es culpable?
Si caigo desde el techo de tus ojos
¿A quién le dejare mis huesos y lágrimas malditas?

MAR DE CONTRARIEDADES

¿Que provecho le saco a este mar de contrariedades, a quien asesino con mis labios podridos, donde busco tus piernas para escribir un verso de esperma y correrme de tinta sangre por tus pechos hirvientes, formando ríos que quemen todo lo que existe, y donde voy a parar, en quien resucitare y vaciare con lujuria, donde pondré este corazón semimuerto que no habla; Esta hinchado, explota en cenizas húmedas y contagia neuronas, pasa por las pupilas blancas reflejando las líneas de una puta vida desgarrada y llorosa, que no cabe en un cuerpo humano que quiere irse, irse ya, ya no aguanta, no sabe que espera; cortada por un cielo deshabitado, sangrado de soledad y esa carne que hierve y me llama y no responde. Se vacía en cantidades de hierba cansada. Donde pongo tantas palabras sueltas que no llevan a nada, que no dicen nada, que no son de nadie y solo para ti, que no tienen cuerpo, ni te pueden tocar, ni besar, ni morirse a tu lado; no sirven. Y deshilachadas, infinitas verdades escondidas en el vacío y la barbarie, correspondida por fuerzas que no se leen en ninguna parte que no hay código que descifrar mas que el de la verdad sin saborear, esa verdad es una mierda, que ni siquiera se puede pensar; son demonios sordos que contemplan las ciudades y la infecta y vivimos en las alcantarillas de un mar de estiércol quemante?

INTRANQUILO

La noche poblada por sombras
Bajando por la colina de los sueños
Acariciando el brillo fantasmal
Que con esos ojos incendias
Mi tranquilidad
Estos prismas fríos que se deshielan
Trastocando mí pecho
Quitando aire del ambiente nublado
Por los temblores de los bosques prendidos
Ahogados suspiros se apagan por la vereda
El sudor de mi desesperación
Calienta los instintos que parecían enterrados
Entre lozas y tierra sellada
Sobre llamas oportunas
Para morirme de nuevo