sábado, mayo 12, 2007

Desperté en mi cuarto;
Aturdido, revuelto y triste,
El agua en el cuerpo,
El aire helado y triste.

Un tráfico duro, pesado y triste,
Al llegar a la oficina,
Sin gente, sin sueños,
Los pasillos sin vida,
Lentos, cansados y tristes.

El dolor en mis parpados,
Que no se han comido el sol,
Ni los gusanos de tierra,
Solo estoy riéndome y triste.

Tu mirada en mi mente triste,
En mi piel quemada y triste,
Sin lagrimas pero triste,
Estas frases sin rumbo; tristes.

Mi alma esta herida y triste,
Un luto de amor no de muerte,
En una mascara frágil, barata y triste,
De quijada trabada y de labios carnosos y tristes.

Un mundo desintegrándose en mi espalda,
Tanto dolor hace que exista, despelleja
Las entrañas hechas cenizas, dejando una estela
Hiriente, pesada, mal oliente y triste.

El humo que trepa por las veredas del sueño,
Perdido en la continuidad del ser,
Enrojeciendo los cielos amarillos de ira,
De un ser que camina en un patio,
Fangoso, solitario y triste.

Es una tarde violenta y los culpables corren,
El sol se esconde en lo recóndito de su fuego,
Reverdeciendo los pastos, dándoles vida,
Pájaros transparentes dan ritmo a una calle gris; solitaria,
Una tarde exquisita; triste.